25 de noviembre de 2013

La noche que creí ver a Los Iracundos

Fue una noche extraña. Todas las calles en torno al Teatro Macció de la ciudad de San José estaban repletas de autos. Las matrículas evidenciaban que provenían de varios departamentos. El movimiento era más intenso que el de cualquier otro sábado a la noche.


Un hijo dilecto de la ciudad se presentaba en el mítico escenario que ha visto pasar a tantas estrellas del espectáculo. Allí fue el último escenario uruguayo, en el que Carlos Gardel, en 1933. Había expectativa en quienes estaban en la entrada del teatro, frente a la plaza principal.

Las modestas marquesinas de la entrada anunciaban el espectáculo que había agotado las entradas para dos funciones esa noche. Jorge” Iracundo” Gatto se presentaba con su espectáculo recreando al mítico grupo sanducero, Los Iracundos. Aunque en realidad, muchos de los asistentes a las funciones estaban convencidos que iban a escuchar al grupo fundado en 1958.

La historia de la banda es más o menos conocida. Nacida en Paysandú, con el nombre de los Blue Kings, luego bautizados como Los Iracundos, al aceptar el consejo de un profesor de música que no gustaba de los nombres gringos.

El líder del grupo, letrista y principal voz fue Eduardo Franco. Su debut se produce el 10 de octubre de 1961, en el Teatro Florencio Sánchez. Su primer simple lo grabaron, dos años después, en el sello Clave. Tras su salto a Argentina y ser apadrinados por la poderosa compañía RCA, su fama trascendió las fronteras geográficas y las del tiempo. Las canciones de aquella época, hicieron capote: Calla, Todo terminó, Te lo pido de rodillas, Y te has quedado sola, Chiquilina, Soy un mamarracho, Río verde, Infidelidad es tu traición, Marionetas de cartón, Cada noche mía, Me estás matando, Y me quedé en el bar, Tú me diste amor, Pasión y vida. El desengaño, La lluvia terminó Felicidad, felicidad, Tu ya no estarás, El triunfador, Es la lluvia, Puerto Montt, entre tantas. Llegaron a sacar hasta dos discos por año. Fue un suceso, pocas veces visto, en el ambiente musical uruguayo. Aun hoy, en varios lugares del continente, como Perú, o Viña del Mar, hablar de Uruguay, musicalmente, es hablar de Los Iracundos.
En la década del 80, Franco elije al maragato Jorge Gatto como vocalista del grupo. Víctima de cáncer, el sanducero muere el 1 de febrero de 1989. Sin Franco, que era la gran usina creadora de éxitos muy pegadizos y populares, Los Iracundos siguieron su carrera de éxitos. Pero el grupo ya no era lo que fue. Algunos de sus integrantes fallecieron, otros se fuero y formaron bandas, siempre con el sello iracundo.   

Gatto formó su propio grupo, “Jorge Gatto Iracundo y su banda", y así se presentó en el Macció hace algunos días.

¿Son o no son?

En tanto Gatto fue el elegido de Franco, como su sucesor, el público no tiene claro si los que están en el escenario del teatro son Los Iracundos o no. Y no importa. Tampoco Gatto se encarga de aclararlo. Canta cada tema del grupo como si fueran los originales. Y suenan como tales. El público celebra cada canción y la canta. Gatto, vestido y peinado como en los 70, cuenta retazos de la historia oficial de Los Iracundos, en primera persona, lo que fortalece esa idea de estar recreando a los originales sanduceros. Y si me apuran, hasta hay algún parecido físico con Eduardo Franco.

Las canciones son tan exitosas, que el pobre –y hasta descuidado-  fondo blanco no es tenido en cuenta por los asistentes al show. No es necesario hacer un gran espectáculo visual, porque la gente va a escuchar las canciones.
En mi caso, jamás seguí al grupo ni nunca tuve un disco de ellos, sin embargo, me sabía cada una de las canciones. Es un fenómeno popular que hay que respetar, más allá de gustos. Jamás creí que iría a ver a Los Iracundos o a alguno de sus recreadores, pero allí estaba, sentando en la platea, tarareando. Cuando salía del teatro, escuché que una señora entrada en años le decía a, aparentemente su hija veinteañera, “qué bien este muchacho Gatto, sigue con Los Iracundos y es profeta aquí en su tierra.”

No hay comentarios.: