25 de septiembre de 2008
17 de septiembre de 2008
16 de septiembre de 2008
Peloduro
Un trazo inconfundible
Un día como hoy, 16 de setiembre, del año 1909 nació en Salto, Julio Emilio Suarez Sedraschi -"Peloduro"- Murió en Montevideo el 15 de agosto de 1965. Fue dibujante, historietista, ilustrador, caricaturista, pintor, periodista, humorista literario, hombre de radio; Secretario de Redacción de la Revista "Mundo Uruguayo", fundó y dirigió la revista más célebre del Humor Uruguayo "Peloduro".
Según recuerda la página de la Fundación “Lolita Rubial”, Suárez “comienza a publicar sus apuntes parlamentarios en "El Nacional", Diario fundado por Carlos Quijano y que tuvo corta vida. Sus primeros dibujos los comienza a publicar en "El Plata": "Wing y Roncadera", (gérmenes de los futuros e inolvidables "Peloduro" y "El Pulga"). En la revista "Mundo Uruguayo" ejerce el cargo de Secretario de Redacción durante algunos años, allí también ilustra y hace humor. Agudo como pocos, abordaba con maestría la Caricatura Política y la Historieta, las que firmaba con varios seudónimos (Jess, J.E. Suarez, Suarez). Trabajó en variados medios periodísticos de su época: ("El Nacional", "Marcha", "El Popular", "Epoca"; "Justicia", "El Diario", "La Mañana"), sin olvidarnos de su entrañable revista "Peloduro". (...) Recibe en 1941 el Premio de la Comisión Municipal de Cultura por sus 50.000 historietas, y un Segundo Premio por su Afiche de Carnaval. Funda la revista "Peloduro" (su primer número aparece el 28 de julio de 1943), esta pasa por muchos apremios económicos por los que a los sucesivos cierres se suceden varias épocas, (la última de ellas va de enero a julio de 1964). Su incursión radial fue variada y muy rica: "Peloduro" en CX 24 "La Voz del Aire", libretó durante algún tiempo "Los Risatómicos", para CX 14 "El Espectador" , allí también leyó sus "Charlas con Juan Julio" (notables reflexiones de la realidad nacional e internacional).La actriz Jebele Sand le "da voz" a su personaje "Marieta Caramba".
Un día como hoy, 16 de setiembre, del año 1909 nació en Salto, Julio Emilio Suarez Sedraschi -"Peloduro"- Murió en Montevideo el 15 de agosto de 1965. Fue dibujante, historietista, ilustrador, caricaturista, pintor, periodista, humorista literario, hombre de radio; Secretario de Redacción de la Revista "Mundo Uruguayo", fundó y dirigió la revista más célebre del Humor Uruguayo "Peloduro".
Según recuerda la página de la Fundación “Lolita Rubial”, Suárez “comienza a publicar sus apuntes parlamentarios en "El Nacional", Diario fundado por Carlos Quijano y que tuvo corta vida. Sus primeros dibujos los comienza a publicar en "El Plata": "Wing y Roncadera", (gérmenes de los futuros e inolvidables "Peloduro" y "El Pulga"). En la revista "Mundo Uruguayo" ejerce el cargo de Secretario de Redacción durante algunos años, allí también ilustra y hace humor. Agudo como pocos, abordaba con maestría la Caricatura Política y la Historieta, las que firmaba con varios seudónimos (Jess, J.E. Suarez, Suarez). Trabajó en variados medios periodísticos de su época: ("El Nacional", "Marcha", "El Popular", "Epoca"; "Justicia", "El Diario", "La Mañana"), sin olvidarnos de su entrañable revista "Peloduro". (...) Recibe en 1941 el Premio de la Comisión Municipal de Cultura por sus 50.000 historietas, y un Segundo Premio por su Afiche de Carnaval. Funda la revista "Peloduro" (su primer número aparece el 28 de julio de 1943), esta pasa por muchos apremios económicos por los que a los sucesivos cierres se suceden varias épocas, (la última de ellas va de enero a julio de 1964). Su incursión radial fue variada y muy rica: "Peloduro" en CX 24 "La Voz del Aire", libretó durante algún tiempo "Los Risatómicos", para CX 14 "El Espectador" , allí también leyó sus "Charlas con Juan Julio" (notables reflexiones de la realidad nacional e internacional).La actriz Jebele Sand le "da voz" a su personaje "Marieta Caramba".
Practica la pintura, testimonio de esto son dos óleos suyos que integran el acervo del Museo Juan Manuel Blanes. Ilustra un almanaque para Toddy, con su personaje "Peloduro" como personaje y el fútbol como tema. En 1946 Emilio Cortinas funda la "Escuela de Artes Comerciales", en ella Suarez ejerce como docente junto a otros dibujantes de primer nivel.
15 de septiembre de 2008
Bellas artes
De la caricatura
considerada como una de las bellas artes
Jaime Clara
El título pertenece a una cita del escritor cubano Alejo Carpentier en un artículo sobre la caricatura norteamericana, publicado, en la revista “Letra y Solfa”, en noviembre de 1956. Y no es una exageración.
Para Carpentier, “la caricatura ha logrado, en los Estados Unidos, una calidad de factura y de contenido difícil de igualar.” Alude en ese artículo a Saúl Steinberg, al que define como “caricaturista de ‘cosas’, tanto como caricaturista de hombre” y que hace pensar “en el nivel que ha alcanzado un arte, considerado hasta ahora como arte menor, en la multiplicación de sus enfoques satíricos.” Los caricaturistas norteamericanos de aquella época –mitad del siglo XX- eran elogiados por el escritor cubano, que indica que “cuyas ocurrencias diarias están constituyendo una suerte de recuento de las angustias del hombre civilizado en esta época.” El artículo menciona como “caricatura” al llamado dibujo satírico, de situación, que no siempre tiene un personaje conocido como protagonista.
Casi diez décadas después, si bien la caricatura ganó espacios, todavía es considerado un arte menor. Es “un modo de expresión que dispone de argumentos propios para decir las cosas”, argumentó Carpentier en el mismo artículo.
Los orígenes de la caricatura vienen de lejos en el tiempo. Las crónicas mencionan al italiano Annibale Carracci como el que comenzó esta tradición artística. En el siglo XVI fue inventado el concepto caricatura, que proviene de caricare, que significa “cargar”. Carracci se preguntó que “¿no es la tarea del caricaturista exactamente la del artista clásico?” Y respondió que “los dos ven la verdad perenne detrás de la superficie de la mera apariencia exterior. Los dos tratan de ayudar a la naturaleza a llevar a cabo su plan. Uno puede tratar de visualizar la forma perfecta y plasmarla en su trabajo, el otro aprehende la deformidad perfecta y así revela la esencia absoluta de la personalidad. Una buena caricatura, como toda obra de arte, es más parecida a la realidad que la vida misma”.
Los historiadores recuerdan que Leonardo da Vinci representó una ruptura con los modelos universales establecidos en su época. “Se opuso al concepto de "belleza" ideal, defendiendo la imitación de la naturaleza con fidelidad, sin tratar de mejorarla. Y así contempla la fealdad y lo grotesco, como en sus dibujos de personajes deformes y cómicos, considerados las primeras caricaturas de la historia del arte.”
Para el escritor Honoré de Balzac “la caricatura es un recurso agresivo y cordial”. Para Emil Dovifat, la caricatura es “cargar e insistir y es en sí la exageración satírica de las particularidades propias de personas o circunstancias, señaladas de forma certera o impresionante”.
La caricatura es una búsqueda de equilibrios, de armonía dentro de la fisonomía de un personaje, exagerando determinados rasgos, agrandarlos o hacerlos visibles de alguna manera. Esos rasgos pueden ser de la fisonomía del caricaturizado o algo vinculado a la actividad que realiza, a una situación, a un hecho noticioso que lo involucre. El punto es que esa exageración que lleva, generalmente, un vínculo cómico “cuando no se le toma como objeto sino como simple medio por el cual el dibujante presenta a nuestros ojos las contorsiones que ve en la naturaleza”, dice Henry Bergson en su ensayo “La risa”.
El crítico Gombrich menciona un aspecto que es clave en la caricatura, cuando dice que “si hay un tipo de imagen que se queda muda sin ayuda del contexto y el código, es la caricatura política”. Es fundamental que el espectador conozca la situación que se dibuja. Además, ponía de manifiesto la trascendencia de la labor del dibujante cómico cuando escribió que “el dibujante por desdeñable que sea su calidad artística, tiene más probabilidades de impresionar en una campaña de odio que el orador de masas y el periodista.”
Charles Baudelaire, que tiene un formidable ensayo sobre la caricatura y la sátira, indicó que “sin duda alguna, una historia general de la caricatura en sus relaciones con todos los hechos políticos y religiosos, graves o frívolos, relativos al espíritu nacional o a la moda, y que han agitado a la humanidad, resultaría una obra gloriosa e importante”.
Para el notable caricaturista norteamericano Al Hirschfeld, “una caricatura es algo que tiene una idea literal, un punto de vista. Con los años, dijo, simplemente me he preocupado sobre la línea, formando un espacio. Una caricatura no depende de la calidad, sino de la idea. Si es una idea buena, cualquiera puede hacerlo”
Artículo publicado en "La pupila" Revista de Artes Plásticas. Montevideo, Nº 2. Las caricaturas que acompañan este artículo son "Torres García" por Ombú, "Condeleeza Rice" por Arotxa, "Freud" por Tulio Pellicori y "Hitchcok" por Hogue
Uruguayos
Podemos definir a Uruguay como tierra de caricaturistas. Sin embargo esta forma de expresión plástica no ocupa los lugares de preferencia que debería a juzgar por los nombres que participan de esa lista de notables dibujantes. Desde Hermenegildo Sábat (abuelo) de la revista “Caras y Caretas” de finales del siglo XIX, su nieto y homónimo Hermenegildo Sábat (Menchi), radicado hace cuarenta años en Buenos Aires, pasando por los actuales Rodolfo Arotxarena (Arotxa), Fermin Hontou (Ombú), Horacio Guerriero (Hogue), Francisco Graells (Pancho) dibujante del diario francés “Le Monde”, Tunda Prada (Tunda), Jorge Satut, Domingo Ferreira (Mingo), Pedro Seoane, o los emblemáticos Leonardo Galeandro, Jorge Centurión (Cent), Julio E. Suárez (Jess), Diógenes Hequet, por nombrar solo algunos. Pero además es justo mencionar la cantidad de artistas plásticos para quienes la caricatura ha sido en algún momento una salida laboral en la prensa o que por lo menos dibujan caricaturas. En este último caso la lista sería interminable.
considerada como una de las bellas artes
Jaime Clara
El título pertenece a una cita del escritor cubano Alejo Carpentier en un artículo sobre la caricatura norteamericana, publicado, en la revista “Letra y Solfa”, en noviembre de 1956. Y no es una exageración.
Para Carpentier, “la caricatura ha logrado, en los Estados Unidos, una calidad de factura y de contenido difícil de igualar.” Alude en ese artículo a Saúl Steinberg, al que define como “caricaturista de ‘cosas’, tanto como caricaturista de hombre” y que hace pensar “en el nivel que ha alcanzado un arte, considerado hasta ahora como arte menor, en la multiplicación de sus enfoques satíricos.” Los caricaturistas norteamericanos de aquella época –mitad del siglo XX- eran elogiados por el escritor cubano, que indica que “cuyas ocurrencias diarias están constituyendo una suerte de recuento de las angustias del hombre civilizado en esta época.” El artículo menciona como “caricatura” al llamado dibujo satírico, de situación, que no siempre tiene un personaje conocido como protagonista.
Casi diez décadas después, si bien la caricatura ganó espacios, todavía es considerado un arte menor. Es “un modo de expresión que dispone de argumentos propios para decir las cosas”, argumentó Carpentier en el mismo artículo.
Los orígenes de la caricatura vienen de lejos en el tiempo. Las crónicas mencionan al italiano Annibale Carracci como el que comenzó esta tradición artística. En el siglo XVI fue inventado el concepto caricatura, que proviene de caricare, que significa “cargar”. Carracci se preguntó que “¿no es la tarea del caricaturista exactamente la del artista clásico?” Y respondió que “los dos ven la verdad perenne detrás de la superficie de la mera apariencia exterior. Los dos tratan de ayudar a la naturaleza a llevar a cabo su plan. Uno puede tratar de visualizar la forma perfecta y plasmarla en su trabajo, el otro aprehende la deformidad perfecta y así revela la esencia absoluta de la personalidad. Una buena caricatura, como toda obra de arte, es más parecida a la realidad que la vida misma”.
Los historiadores recuerdan que Leonardo da Vinci representó una ruptura con los modelos universales establecidos en su época. “Se opuso al concepto de "belleza" ideal, defendiendo la imitación de la naturaleza con fidelidad, sin tratar de mejorarla. Y así contempla la fealdad y lo grotesco, como en sus dibujos de personajes deformes y cómicos, considerados las primeras caricaturas de la historia del arte.”
Para el escritor Honoré de Balzac “la caricatura es un recurso agresivo y cordial”. Para Emil Dovifat, la caricatura es “cargar e insistir y es en sí la exageración satírica de las particularidades propias de personas o circunstancias, señaladas de forma certera o impresionante”.
La caricatura es una búsqueda de equilibrios, de armonía dentro de la fisonomía de un personaje, exagerando determinados rasgos, agrandarlos o hacerlos visibles de alguna manera. Esos rasgos pueden ser de la fisonomía del caricaturizado o algo vinculado a la actividad que realiza, a una situación, a un hecho noticioso que lo involucre. El punto es que esa exageración que lleva, generalmente, un vínculo cómico “cuando no se le toma como objeto sino como simple medio por el cual el dibujante presenta a nuestros ojos las contorsiones que ve en la naturaleza”, dice Henry Bergson en su ensayo “La risa”.
El crítico Gombrich menciona un aspecto que es clave en la caricatura, cuando dice que “si hay un tipo de imagen que se queda muda sin ayuda del contexto y el código, es la caricatura política”. Es fundamental que el espectador conozca la situación que se dibuja. Además, ponía de manifiesto la trascendencia de la labor del dibujante cómico cuando escribió que “el dibujante por desdeñable que sea su calidad artística, tiene más probabilidades de impresionar en una campaña de odio que el orador de masas y el periodista.”
Charles Baudelaire, que tiene un formidable ensayo sobre la caricatura y la sátira, indicó que “sin duda alguna, una historia general de la caricatura en sus relaciones con todos los hechos políticos y religiosos, graves o frívolos, relativos al espíritu nacional o a la moda, y que han agitado a la humanidad, resultaría una obra gloriosa e importante”.
Para el notable caricaturista norteamericano Al Hirschfeld, “una caricatura es algo que tiene una idea literal, un punto de vista. Con los años, dijo, simplemente me he preocupado sobre la línea, formando un espacio. Una caricatura no depende de la calidad, sino de la idea. Si es una idea buena, cualquiera puede hacerlo”
Artículo publicado en "La pupila" Revista de Artes Plásticas. Montevideo, Nº 2. Las caricaturas que acompañan este artículo son "Torres García" por Ombú, "Condeleeza Rice" por Arotxa, "Freud" por Tulio Pellicori y "Hitchcok" por Hogue
Uruguayos
Podemos definir a Uruguay como tierra de caricaturistas. Sin embargo esta forma de expresión plástica no ocupa los lugares de preferencia que debería a juzgar por los nombres que participan de esa lista de notables dibujantes. Desde Hermenegildo Sábat (abuelo) de la revista “Caras y Caretas” de finales del siglo XIX, su nieto y homónimo Hermenegildo Sábat (Menchi), radicado hace cuarenta años en Buenos Aires, pasando por los actuales Rodolfo Arotxarena (Arotxa), Fermin Hontou (Ombú), Horacio Guerriero (Hogue), Francisco Graells (Pancho) dibujante del diario francés “Le Monde”, Tunda Prada (Tunda), Jorge Satut, Domingo Ferreira (Mingo), Pedro Seoane, o los emblemáticos Leonardo Galeandro, Jorge Centurión (Cent), Julio E. Suárez (Jess), Diógenes Hequet, por nombrar solo algunos. Pero además es justo mencionar la cantidad de artistas plásticos para quienes la caricatura ha sido en algún momento una salida laboral en la prensa o que por lo menos dibujan caricaturas. En este último caso la lista sería interminable.
12 de septiembre de 2008
Sábat sobre Piazzolla
Nuevo libro de Sábat
Resucitó Piazzolla*
Jaime Clara
Quienes visiten la estación Lima del subte de Buenos Aires, en el barrio de Monserrat, sobre Avenida de Mayo se encontrarán con tres murales que homenajean a grandes figuras del tango. Uno de ellos, con un colorido bandoneón enorme, recuerda al músico Astor Piazzolla (1921-1992). El autor de las obras es el caricaturista uruguayo Hermenegildo “Menchi” Sábat. Aunque se conocieron, Sábat y Piazzolla no fueron amigos. Ambos compartieron proyectos comunes: Menchi es el autor de la tapa del disco de Piazzolla y Horacio Ferrer de la ópera-tango “María de Buenos Aires” (1968) mientras que Astor escribió el prólogo al libro de Sábat sobre Gardel “Al troesma con cariño” (1978).
Hace muchos años que Sábat se dedica a realizar lo que denomina “interpretaciones gráficas” sobre individuos a los que admira. Así fue que aparecieron los libros sobre Jorge Luis Borges, Aníbal Troilo, Bix Beiderbecke, Toulouse Lautrec, Carlos Gardel, Django Reinhardt, Charlie Parker y Fernando Pessoa. La nueva interpretación gráfica, que acaba de ser publicada, es sobre Astor Piazzolla lleva el título Que no se entere Piazzolla. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico.
La figura del músico siempre interesó a Sábat, que comentó en una entrevista que “el señor Piazzolla, nativo de Mar del Plata, se cría en Nueva York, vuelve y crea una música que es la música de Buenos Aires. Si es tango o música clásica me importa tres pepinos. Pero acá se subestimó al tango y a Piazzolla, como en alguna medida se subestima a Borges y a Cortázar. Y son de algún modo tres íconos insustituibles de esta ciudad. Lo que me llama mucho la atención es la forma de representar Buenos Aires de tres tipos que no pasaron acá su infancia. Son tres tipos que le han hecho un homenaje a Buenos Aires sin haber vivido su infancia acá.” Para Sábat, Piazzolla fue “la oreja que descubrió Buenos Aires”. Sin embargo el bandoneonista tuvo que defenderse muchas veces: “estoy harto de que todo el mundo me diga que lo mío no es tango. Como estoy cansado, les digo que, bueno, que lo mío, si quieren, es música de Buenos Aires. Pero la música de Buenos Aires, ¿cómo se llama?: tango. Entonces lo mío es tango”.
DIBUJOS Y ALMAS El prólogo del libro está escrito por el integrante de la Academia Nacional del Tango Hipólito Jesús Paz. Sobre Sábat, dice que “en sus mágicos retratos se exalta - para mí - en este caso, la vocación de Piazzolla como autor y como intérprete. Y ¿qué es la vocación? La vocación es un llamado y es un camino. Un llamado que no se puede desoír porque renunciar a él es renunciar a ser. A ser lo que se debe ser. Es darse muerte para entregarse a morir una vida que no vale la pena de ser vivida. Es ejercitar el heroísmo de cada minuto que opone a las tentaciones de una claudicación fácil, la grandeza de un destino difícil. Eso, no lo ignoraba Piazzolla y por cierto ¡bien que lo sabe Hermenegildo Sábat! de lo cual dan prueba cada una de sus creaciones que los años van enriqueciendo...". Paz agrega que “una mirada es mucho más elocuente que un discurso; y en el caso de Astor lo es aún más, pues la expresión que con su arte el autor ha impregnado a sus ojos es inolvidable. Sábat es un osado explorador del alma. Llega hasta lo más profundo de ella que a veces está llena de luz y de gracia y otras oculta tras el misterio. Se ha dicho que la cara es el espejo del alma. Pienso que no es así. La cara es el alma. Y Hermenegildo Sábat, maestro ejemplar, es un dibujante de almas.”
“Que no se entere Piazzolla” no es una biografía, o en todo caso, pretende ser una biografía imaginada, con textos como mojones, con testimonios que surgen de fuentes dudosamente calificadas y donde cada dibujo es un momento en la vida de “El Gato”, como se apodó al músico marplatense. “La parte del texto me cuesta mucho más, para mí lo primero siempre es el dibujo. Yo fui haciendo todos estos dibujos pensando en historias. Pero como no pretendo contar la biografía, tomo anécdotas y las mezclo. Son cosas que en algunos casos le escuché yo mismo a Piazzolla, otras que sé que efectivamente sucedieron. Después las atribuciones, los nombres inventados, son formas de divertirme mientras lo hago. En el fondo, los textos los pongo junto a los dibujos para que no quede una página en blanco”, confesó Sábat a la revista Ñ.
En cada dibujo, Piazzolla revive. Parece que “El Gato” tuviera más de siete vidas, donde lo que manda es el color y la composición de cada obra. Y artista del bandoneón no resucita solo: lo acompañan sus padres, Aníbal Toilo, Carlos Gardel, Diego Rivera, entre otros personajes. Para Sábat, la obra de Piazzolla tiene cada vez más relevancia. “Esto es un homenaje a un hombre realmente notable”, afirmó el caricaturista. “Con Piazzolla me tomé mucho tiempo por una cuestión de respeto y porque no soy buscalíos. Piazzolla era un hombre que sufrió mucho porque no era que navegaba contra la corriente, era un hombre diferente. Traté de enfatizar las contribuciones importantes de él como músico.“
A diferencia de su trabajo periodístico como caricaturista donde es famoso su estilo sin palabras, en sus libros Sábat, además de dibujar, incluye comentarios y digresiones de a modo de comentarios biográficos. Sin embargo no hay que creer todo lo que se ve, ni todo lo que se lee. Y esto es parte del mérito del libro: los dibujos son el resultado de la creatividad infinita del artista, aunque no importe que los textos sean de dudoso rigor histórico.
QUE NO SE ENTERE PIAZZOLLA. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico. Hermenegildo Sábat. Buenos Aires. Edición de la Universidad de Quilmes y el Fondo de Cultura Económica. 96 páginas.
* Publicado en "El País Cultural" el 5 de setiembre de 2008
Resucitó Piazzolla*
Jaime Clara
Quienes visiten la estación Lima del subte de Buenos Aires, en el barrio de Monserrat, sobre Avenida de Mayo se encontrarán con tres murales que homenajean a grandes figuras del tango. Uno de ellos, con un colorido bandoneón enorme, recuerda al músico Astor Piazzolla (1921-1992). El autor de las obras es el caricaturista uruguayo Hermenegildo “Menchi” Sábat. Aunque se conocieron, Sábat y Piazzolla no fueron amigos. Ambos compartieron proyectos comunes: Menchi es el autor de la tapa del disco de Piazzolla y Horacio Ferrer de la ópera-tango “María de Buenos Aires” (1968) mientras que Astor escribió el prólogo al libro de Sábat sobre Gardel “Al troesma con cariño” (1978).
Hace muchos años que Sábat se dedica a realizar lo que denomina “interpretaciones gráficas” sobre individuos a los que admira. Así fue que aparecieron los libros sobre Jorge Luis Borges, Aníbal Troilo, Bix Beiderbecke, Toulouse Lautrec, Carlos Gardel, Django Reinhardt, Charlie Parker y Fernando Pessoa. La nueva interpretación gráfica, que acaba de ser publicada, es sobre Astor Piazzolla lleva el título Que no se entere Piazzolla. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico.
La figura del músico siempre interesó a Sábat, que comentó en una entrevista que “el señor Piazzolla, nativo de Mar del Plata, se cría en Nueva York, vuelve y crea una música que es la música de Buenos Aires. Si es tango o música clásica me importa tres pepinos. Pero acá se subestimó al tango y a Piazzolla, como en alguna medida se subestima a Borges y a Cortázar. Y son de algún modo tres íconos insustituibles de esta ciudad. Lo que me llama mucho la atención es la forma de representar Buenos Aires de tres tipos que no pasaron acá su infancia. Son tres tipos que le han hecho un homenaje a Buenos Aires sin haber vivido su infancia acá.” Para Sábat, Piazzolla fue “la oreja que descubrió Buenos Aires”. Sin embargo el bandoneonista tuvo que defenderse muchas veces: “estoy harto de que todo el mundo me diga que lo mío no es tango. Como estoy cansado, les digo que, bueno, que lo mío, si quieren, es música de Buenos Aires. Pero la música de Buenos Aires, ¿cómo se llama?: tango. Entonces lo mío es tango”.
DIBUJOS Y ALMAS El prólogo del libro está escrito por el integrante de la Academia Nacional del Tango Hipólito Jesús Paz. Sobre Sábat, dice que “en sus mágicos retratos se exalta - para mí - en este caso, la vocación de Piazzolla como autor y como intérprete. Y ¿qué es la vocación? La vocación es un llamado y es un camino. Un llamado que no se puede desoír porque renunciar a él es renunciar a ser. A ser lo que se debe ser. Es darse muerte para entregarse a morir una vida que no vale la pena de ser vivida. Es ejercitar el heroísmo de cada minuto que opone a las tentaciones de una claudicación fácil, la grandeza de un destino difícil. Eso, no lo ignoraba Piazzolla y por cierto ¡bien que lo sabe Hermenegildo Sábat! de lo cual dan prueba cada una de sus creaciones que los años van enriqueciendo...". Paz agrega que “una mirada es mucho más elocuente que un discurso; y en el caso de Astor lo es aún más, pues la expresión que con su arte el autor ha impregnado a sus ojos es inolvidable. Sábat es un osado explorador del alma. Llega hasta lo más profundo de ella que a veces está llena de luz y de gracia y otras oculta tras el misterio. Se ha dicho que la cara es el espejo del alma. Pienso que no es así. La cara es el alma. Y Hermenegildo Sábat, maestro ejemplar, es un dibujante de almas.”
“Que no se entere Piazzolla” no es una biografía, o en todo caso, pretende ser una biografía imaginada, con textos como mojones, con testimonios que surgen de fuentes dudosamente calificadas y donde cada dibujo es un momento en la vida de “El Gato”, como se apodó al músico marplatense. “La parte del texto me cuesta mucho más, para mí lo primero siempre es el dibujo. Yo fui haciendo todos estos dibujos pensando en historias. Pero como no pretendo contar la biografía, tomo anécdotas y las mezclo. Son cosas que en algunos casos le escuché yo mismo a Piazzolla, otras que sé que efectivamente sucedieron. Después las atribuciones, los nombres inventados, son formas de divertirme mientras lo hago. En el fondo, los textos los pongo junto a los dibujos para que no quede una página en blanco”, confesó Sábat a la revista Ñ.
En cada dibujo, Piazzolla revive. Parece que “El Gato” tuviera más de siete vidas, donde lo que manda es el color y la composición de cada obra. Y artista del bandoneón no resucita solo: lo acompañan sus padres, Aníbal Toilo, Carlos Gardel, Diego Rivera, entre otros personajes. Para Sábat, la obra de Piazzolla tiene cada vez más relevancia. “Esto es un homenaje a un hombre realmente notable”, afirmó el caricaturista. “Con Piazzolla me tomé mucho tiempo por una cuestión de respeto y porque no soy buscalíos. Piazzolla era un hombre que sufrió mucho porque no era que navegaba contra la corriente, era un hombre diferente. Traté de enfatizar las contribuciones importantes de él como músico.“
A diferencia de su trabajo periodístico como caricaturista donde es famoso su estilo sin palabras, en sus libros Sábat, además de dibujar, incluye comentarios y digresiones de a modo de comentarios biográficos. Sin embargo no hay que creer todo lo que se ve, ni todo lo que se lee. Y esto es parte del mérito del libro: los dibujos son el resultado de la creatividad infinita del artista, aunque no importe que los textos sean de dudoso rigor histórico.
QUE NO SE ENTERE PIAZZOLLA. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico. Hermenegildo Sábat. Buenos Aires. Edición de la Universidad de Quilmes y el Fondo de Cultura Económica. 96 páginas.
* Publicado en "El País Cultural" el 5 de setiembre de 2008
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