Hoy cumple 65 años Omar Gutiérrez. Hace ya varios años escribí esta columna para el diario Primera HOra de San José. Vaya pues, en este día, el homenaje, para este hombre que fue el primero, en muchas cosas, en la televisión uruguaya.
“Si
vive ahí nomás....”
Omar
Omar
Por Jaime Clara
Siempre se dice que cuando alguien triunfa y no se lo
valora, “¡cómo va a ser bueno ese si vive en la esquina de casa!” Esa máxima
funciona casi como una ley general.
Omar Gutiérrez forma parte del paisaje maragato. Es muy
común verlo tomando mate en la
Plaza “Treinta y tres” o transitando por las calles de la
ciudad. Las pocas veces que ido a San José en los últimos años, lo sigo viendo
saludando, de buen humor y tomándose una pausa para sentarse a conversar con
quien lo demande. Omar siempre fue así. Y como uno más de la aldea josefina
muchas veces no somos conscientes de lo que este periodista constituye para la
historia de los medios de comunicación de Uruguay. Cuando digo que soy de San
José, inevitablemente todos responden “...de la República... como
Omar”.
Hace más de dos décadas que Gutiérrez saltó a los medios de
comunicación montevideanos y consolidó un espacio único y auténtico. Con su
estilo, con sus originalidades, con talento instintivo, muy buen olfato
(prohibido chistes obvios) para detectar
la cuestión popular y con sus pequeñas transgresiones muy a la uruguaya, pero
transgresiones al fin. Pienso en tomar mate ante cámaras y hasta fumar en pleno
programa. Contra viento y marea patentó una forma de comunicar única que ya
conocíamos en San José, a través de “Polentísimo” o “La noche en punto 41” o de “La bombilla”, junto
al inolvidable “Facha” Ruiz. Cambiara al horario que cambiara, Omar siempre fue
muy escuchado en la 41.
¿Por qué escribo sobre “el Flaco”? El sábado pasado estuvo
como invitado en el programa de Sergio Puglia. Y al escuchar la presentación
que hizo el anfitrión sobre el maragato más famoso y más conocido que dio la
ciudad, me di cuenta que los maragatos no hemos sido justos con Omar. Como Omar
sigue estando todos los días en la ciudad, lo vemos en los lugares que suele
frecuentar, se para a conversar de las cuestiones domésticas y de las más
trascendentes con la misma calidez, no lo hemos valorado con proyección
nacional. “Omar es un profesional con un estilo único, lo han criticado,
pero lo más importante de todo es que el fue fiel a sí mismo” dijo Puglia.
Y tiene razón.
En la 41, nunca trabajamos juntos, salvo un intento (juvenil
de su parte, infantil de la mía) al hacer una versión para niños de su exitoso
“Polentísimo”, que bautizó infelizmente “Polentito”. Fue entre 1976 o 1978. El
programa, que contaba con las canciones de Félix Soria en vivo, habrá durado,
con suerte tres semanas, si la memoria selectiva no me falla. Recuerdo hasta el
intento que llamó simplemente “La disquería del Flaco” que instaló, creo, en 18
de julio y Rincón. Vino a Montevideo y pasó por varias radios. Se le reconoce
como el responsable de cambiar el estilo de las noches de los programas de
radio con el emblemático “Tren de la noche” de CX 20. Aunque en algún momento
trabajamos para la misma empresa (Canal 4) nunca compartimos un proyecto común,
así que me siento con total libertad de opinar sobre él. Ambos tenemos gran
respeto profesional por nuestro trabajo, tenemos estilos diferentes pero
atendemos y conocemos lo que el otro hace. Omar es un tipo tremendamente
generoso. Ha sido el trampolín para que muchísima gente –maragatos y/o jóvenes-
que pasaron por sus programas y
proyectaran su imagen, incluso, fuera de fronteras. Si no pensemos en Alvaro
Navia, por nombrar uno solo de muchos, triunfando en Buenos Aires, tanto en
televisión como en la
Avenida Corrientes.
Hoy la televisión del mundo celebra y premia estilos
“desacartonados”, “desestructurados”, “descontraídos”, atrevidos en muchos
casos. ¿No fue Omar el que rompió con los moldes televisivos hace más de veinte
años? ¿No lo criticaron y el hombre peleó contra viento y marea para imponer el
estilo del que está convencido? Su capacidad de convocatoria está probada,
siendo prácticamente el único periodista –por no decir el único- que logró en
reñidas elecciones nacionales sentar en torno a una mesa a todos los candidatos
presidenciales, salvo alguna previsible excepción. Omar es muy criticado por
mil razones, pero él sigue lo más campante haciendo radio y televisión diciendo
lo que piensa, sin calcular las consecuencias de sus dichos. Y ni qué hablar
del apoyo permanente a los artistas nacionales, sin excepción.
Omar Gutiérrez no tiene por qué gustarle a todo el mundo.
Pero tampoco por no atender ese fenómeno de la comunicación y mirar para otro
lado, vamos a opacar una trayectoria que saltó desde San José, pero que sigue
estando en San José. Y porque sigue estando todos los días en la ciudad, pucho
en la boca, mate en mano, defendiendo sus convicciones futboleras o políticas,
o simplemente haciendo chistes parado en la Plaza, no nos damos cuenta que el hombre tiene
una estatura nacional que pocos maragatos han conseguido. Aunque a veces junte la Biblia con el calefón y eso
incomode a algunos.
5 de julio de 2006
“Siempre está...”
A fines del año pasado,
hizo su incursión en el dinámico ambiente musical montevideano, un grupo de
música electrónica. Su primera aparición pública fue la versión remixada de la
canción “Detrás del miedo”, interpretada por Laura Canoura, para el aviso de
Yerba Canarias. Nacho Benedetti y Pablo Bonilla bautizaron al grupo “Omar”.
Ya editaron un disco que se llama justamente como el periodista maragato. En
ese disco hay una docena de temas que indaga los límites de la música
electrónica, tan difundida en estos tiempos, al amparo del Bajo Fondo o el
Proyect Tango. En el disco “Omar” hay murga, canto popular, entre otros ritmos.
Hay nuevas versiones de temas clásicos, componen, re-crean y recrean, con
respeto y talento. En una entrevista explicaron el por qué eligieron ese nombre
para bautizar al dúo. “Con respecto a Omar Gutiérrez, consideramos que es un
gran comunicador y que tiene muy claro sus objetivos: qué quiere decir, cómo y a
qué target va dirigido. Tan es así que su público es muy heterogéneo, integrado
por varias capas de la sociedad uruguaya. Nosotros tomamos elementos de todas
ellas y las volcamos en nuestra música, de ahí Omar y de ahí nuestra música.
Nos sentimos parte de este país y de sus hábitos: comemos en carritos, crecimos
escuchando canto popu y en el zapping televisivo siempre está Omar.”
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