Murió Antonio Tabucchi
Le gustaban los viejos. O, más bien, respetaba a la gente con experiencia. Su novela más famosa, Sostiene Pereira, era la crónica de vida de un redactor avejentado y medio enfermo del corazón, que veía pasar la juventud de otros frente a sus narices. Con el paso de los años dijo que cada vez se parecía más a ese personaje, al achacoso Pereira. Desarrolló varias dolencias, una de ellas, una persistente molestia en la columna que no le permitía moverse demasiado de su casa. De tanto identificarse con el crepúsculo, envejeció antes de tiempo y enfermó terminalmente. Cuatro meses en el hospital fueron su preparación a la muerte, de cáncer, con sólo 68 años.
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