20 de junio de 2012

Todo empezó con Benito Pérez


Elogio de la maragatería (6)

El escritor Carlos Liscano describió que “en Montevideo el viento viene del río, viene del norte, viene del este, viene del oeste, se mete en las calles, invade las casas, entra en la cabeza de la gente, la vuelve descreída, pesimista y gris. Por culpa del viento a los tres meses de haber nacido el montevideano adquiere las características nacionales para toda la vida. Viento y humedad, eso es Montevideo.” Por suerte, en San José de Mayo no hay de esos vientos. Ya es un buen comienzo para diferenciarnos de la capital del país, aparte de los 92 kilómetros que nos separan.

A los oriundos de San José de Mayo se nos denomina con el gentilicio de maragatos. Esta denominación, no es única en el mundo, pero está reservada para muy pocos: o son los españoles nacidos en la Ciudad de Astorga en España, o los oriundos de la argentina Carmen de Patagones, o somos los nacidos en esta ciudad que,  aunque no vivamos en ella, nadie nos puede quitar ese origen. Y creo que los maragatos, nosotros, los de acá, somos injustos con la ciudad en la que nacimos. Me da la sensación que no nos identificamos lo suficiente con la ciudad. Claro que, como dice el escritor Hugo Achúgar, «por suerte no se ha inventado un identidómetro», ya que no hay medida para la identidad y un aparatito para calcularla. La identidad es, antes que nada, un proceso, no es algo fijo.

La identidad es un conjunto de valores, de emociones, de percepciones; es algo que la gente construye, que no solo está en lo que uno percibe, sino - y sobre todo - en lo que los demás nos perciben.

Los maragatos uruguayos no tenemos  claro el origen del gentilicio que nos tocó en suerte ya que no hay una tradición vinculada a los orígenes vinculados a la ciudad de Astorga o a la zona de la Maragatería.

HACIA UN POSIBLE ORIGEN
Según el “Diccionario documentado de voces uruguayas en Amorín, Espínola, Mas de Ayala y Porta” (Universidad de la República, Montevideo, 1971), maragato  es el oriundo del departamento de San José (República Oriental del Uruguay) cuyos primeros pobladores procedían de la Maragatería (Comarca del Reino de León, España).

La Maragatería está ubicada al oeste de la provincia de León, concretamente en el Ayuntamiento de Astorga. Ese territorio ocupa 500 km2 entre las últimas llanuras de la cuenca del río Duero y los Montes de León, con dirección norte a sur, barrera natural que separa el “País de Maragatos” del vecino Bierzo. Son 52 pueblos que se extienden por las faldas del Monte Teleno. La capital es Astorga. De sus habitantes se dice que “son gentes sencillas, hospitalarias, trabajadoras, serias y, sobre todo, hombres de palabra. Han sabido adaptarse perfectamente a las circunstancias de la historia y a los cambios socioeconómicos de las diversas épocas. Descendientes de los Astures, los maragatos conservan costumbres ancestrales, lo que permite que sea un pueblo de gran interés etnográfico e histórico.” 

El escritor argentino Mempo Giardinelli hizo un insólito recorrido por la Patagonia. Fueron miles de kilómetros recorridos en un modesto Ford Fiesta 98. La experiencia está relatada en el libro “Final de novela en Patagonia” (Biblioteca “Grandes Viajeros”, Ediciones B, Barcelona, 2000).

Tras los primeros días de travesía, Giardinelli cuenta que “un par de horas después llegamos a lo que sería nuestra primera, breve escala propiamente patagónica: las ciudades  de Carmen de Patagones, donde termina la provincia de Buenos Aires, y enfrente Viedma, capital de la provincia de Río Negro. Carmen de Patagones es la ciudad más austral de la Provincia de Buenos Aires, ubicada a 937 km de la ciudad de Buenos Aires. Se encuentra situada en la orilla Norte del Río Negro, limitando con la ciudad de Viedma (Capital de la Provincia de Río Negro) muy próxima a la desembocadura del río Negro en el Atlántico.

 Ubicadas una en cada margen del río Negro, son ciudades que se diría complementarias: nacieron juntas entre 1779 y 1780. La primera de ellas, la que muchos llaman simplemente “Patagones”, y cuyos habitantes se llaman ‘maragatos’ porque los colonizadores originales eran de la región de la Maragatería, en León, España, es una ciudad con rica historia: allí se libró la batalla decisiva de la guerra con el Brasil, en 1827, que reafirmó la soberanía argentina sobre la Patagonia.”

Según un artículo del investigador argentino Juan Cruz Jaime, sobre los fundadores de Carmen de Patagones, “la bibliografía es generosa en cuanto a lugar de origen, modo de contratas, deserción al llegar a Montevideo, etc., y suele centrarse en las muchas desventuras que sufrió Viedma para lograr que esta plaza se convirtiera en la avanzada borbónica hacia el sur de sus posesiones. En cuanto  a la descripción de los habitantes que la poblaron se debe reconocer como pionera la labor del fallecido genealogista uruguayo Juan Alejandro Apolant, quien hace casi treinta años, realizó un estudio detallado de los primeros pobladores del lugar en su libro “Operativo Patagonia”, de consulta obligada para todo aquel que intente una aproximación al tema. El libro de Apolant sumado a una ardua tarea de investigación en los Archivos españoles de Indias y Simancas, dio como resultado un muy buen trabajo del historiador Jesús Porro Gutiérrez, editado en Valladolid en 1995. En su interesante trabajo, el historiador español determina que la emigración española destinada a poblar tierras patagónicas estaba compuesta de la siguiente manera: 25,2% de gallegos, 33,1% de asturianos y 41,7% de castellanos.”

SAN JOSÉ
Lo curioso es que una vez más, los registros indican que son casi inexistentes los habitantes llegados directamente desde la Maragatería. Es aislada la presencia en el proceso fundacional de inmigrantes provenientes de aquella zona del mundo. Sin embargo, al igual que lo que sucede en San José de Mayo, el gentilicio que denomina a los lugareños, es maragato.

La historia de San José de Mayo es poco conocida para los uruguayos. Hay documentación exacta sobre nombres, integrantes y edades de todos los que se instalaron en la incipiente población, en 1783. La investigación, recientemente presentada, de la Prof. Margarita Patrón “San José. Apuntes para una historia” (San José, 2012) da cuenta detallada de los grupos que llegaron a lo que sería luego el solar maragato. En 1783 Eusebio Vidal, instaló a 52 familias “colocadas por su orden en los solares correspondientes”. Aquel grupo estuvo integrado, en su mayoría, familias españolas originarias de Asturias, una zona española que nada tiene que ver con la Maragatería. Sólo una familia, la de Benito Pérez, era natural del obispado de Astorga.  Revela la Prof. Patrón que Benito Pérez tenía 25 años “al registrarse, era el único de los pobladores que procedía de la Maragatería: era de Loyego de l Somoza, en el Obispado de Astorga. Igual que Manuel Bahíllo, habían participado del frustrado intento patagónico. Le acompañaba su mujer, María Pérez y sus hijos Francisco, de 7 años y María, nacida en San Julián”.

Aníbal Barrios Pintos explica en  “San José: de la historia a nuestros días” (Montevideo, 1986) que “los naturales de Astorga son llamados astorganos, asturicenses o maragatos. Presumiblemente, por extensión se les denominó  también maragatos a los integrantes de las otras familias leonesas.”  Ahí está el origen de nuestra denominación.

Desde aquí surgen más preguntas que respuestas. ¿Por qué si de un centenar de personas, solo cuatro son maragatas, el origen de esa  minoría terminó por transformarse en el gentilicio de todo el grupo? Benito Pérez tampoco tuvo una actividad tan trascendente como para destacarse del resto. Hay mucho para investigar todavía. Sin embargo, hay que reconocer que, a partir de Benito Pérez y familia, surgió la denominación con la que nos distinguimos los nacidos en esta parte del mundo.

1 comentario:

Bernardo dijo...

He leído con interés este extraordinario y documentado artículo sobre los maragatos y la Maragatería. Soy de Astorga, ya octogenario, y siempre escuché relatos, quizá algo novelados, de los emigrantes maragatos en la Patagonia. Es un lujo para nosotros que este gentilicio se prodigue en algunas de esas tierras tan queridas por mí. Reciba, con todo el respeto, mi felicitación, y un saludo.
Bernardo del Palacio Fdez.