24 de octubre de 2011

Identidad y bicentenario


Significado y noción

  "Tener patria es un regalo al que tarde en tarde hay que corresponder." 
Gabriela Mistral


Vaya a saber uno el motivo, pero lo cierto es que los uruguayos tenemos serios problemas con nuestra identidad. Permanentemente en los medios de comunicación nos encontramos con debates sobre nuestros orígenes, o sobre cómo nos ven o sobre qué se dice de los uruguayos en el exterior. Disfrutamos al hacer una lista de nuestras virtudes y –aunque cueste- de nuestros defectos también.  No hay país en el mundo que permanentemente se cuestione su identidad como Uruguay.

Hemos sido un país que ha estado preocupado más por parecerse a otros modelos, que tratando de fortalecer una identidad propia. Quizás una aproximación al por qué  de estos cuestionamientos la da el historiador Gerardo Caetano, durante una charla en Nueva Helvecia, en 1993: “Uno puede decir sin temor a equivocarse o exagerar que el Uruguay ha sido un país  que a lo largo de su historia ha estado obsesionado por el "afuera" del mundo y la región. En realidad no pudo haber sido de otra manera: si tenemos en cuenta los itinerarios de su historia social, si reparamos en su configuración demográfica, en el proceso de construcción de su cultura, en las modalidades colectivas de encarar la política o de incorporarse a los debates del mundo, difícilmente podamos contradecir esa percepción. El "afuera" ha sido para los uruguayos, como ha dicho Francisco Panizza, una "imagen constitutiva" y una "mirada constituyente". El mundo y la región, en efecto, han constituido una y otra vez una referencia de comparación, pero también han sido concebidos y percibidos colectivamente como un lugar desde donde se nos mira y se nos "constituye" (en toda mirada hay un proceso de constitución del que mira). En suma, el de los uruguayos ha sido históricamente un "adentro" muy interpenetrado por el "afuera", en donde las fronteras entre una y otra dimensión resultan borrosas.

Aunque claro, como dijo el escritor Hugo Achúgar en una entrevista, “por suerte no se ha inventado un identidómetro” No hay medida para la identidad nacional y un aparatito para calcularla. La identidad es un conjunto de identidades, no hay un modo único. Hay distintas construcciones. La identidad es, antes que nada, un proceso. No es una cosa fija, esencial. La identidad, como proceso humano, es un conjunto de valores, de emociones, de percepciones, es algo que va cambiando con el tiempo y que es mucho más diversa que lo que se cree. Hay una tendencia a fijar la identidad, que, reiteramos, es un proceso que no se puede medir. La identidad es algo que la gente construye, que está en el imaginario, en eso que llama el imaginario social. La identidad no solo está en lo que uno percibe, sino –y sobre todo- en lo que los demás nos perciben.

Los uruguayos deberíamos bucear en nuestro patrimonio, en la memoria colectiva tratando de encontrar significados. La noción es el conocimiento elemental que se tiene de algo.  Y eso es lo que pasa cuando no profundizamos en las cosas propias. Da la sensación que, hasta el momento, solo nos conformamos, simplemente con nociones. Que los días del patrimonio, que el recuerdo del bicentenario, más allá de todos los fuegos artificiales, sirva para que le encontremos el significado al concepto de nación y superemos la débil noción de patria que tenemos.

Artículo publicado en el suplemento especial del diario Primera hora de San José con motivo del Bicentenario y el Día del Patrimonio. 22 de octubre de 2011 

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