El recordado maestro Guillermo Fernández, a quien tanto extraño, nos hacía hacer muchos ejercicios. Algunos eran los que él llamaba "los palotes". Al principio uno podía llegar a no comprenderlo, pero hay que reconocer que era parte de su forma de entrenamiento del ojo y de la mano, para luego intentar comunicar a través de la plástica. Entre aquellos ejercicios, estaba lograr formas no convencionales. A través de la unión de puntos distantes, de líneas de todo tipo, etc. Hoy, el paint,en la computadora, me permito también practicar en esa búsqueda infinita de formas imposibles. No sé qué diría Guillermo, pero lo que si es seguro, es que se trata de un ejercicio saludable, creativo y necesario.
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