Se puede visitar como el lector quiera, de principio a fin, o seleccionando cuentos al azar, dándole el orden que se desee. La individualidad de cada historia, nos habilita a ello.
Algunas de las situaciones que narra, le resultarán al lector muy cercanas y hasta propias. Son imágenes de una vida común que nos invade en cualquier instante.
En Vida y muerte de un florero, cuento que abre el libro, nos revela un drama familiar con un giro inesperado.
En Segundo piso ascensor, se refleja un flagelo diario, la inseguridad.
El velorio, nos retrotrae a los grupos escolares de Cruz Roja y su desenlace nos enfrenta a lo más trágico, la muerte de un niño.
Viejas compañeras de liceo se reencuentran en Entre Amigas. El paso de los años no borró ciertas facetas adolescentes y viejos rencores se vuelven a hacer presentes.
En La guitarra, sentimos como propia la pérdida de un objeto con alto valor emotivo.
Días agitados por el resto de sus días, nos enfrenta a una situación dramática, de una enfermedad que puede aparecer en cualquier momento y que desencadena más limitaciones de las que se pueden ver a simple vista: el mal de Parkinson.
Éstos, y otros cuentos, son los que Clara va desparramando sobre el libro y van atrapando al lector.
Pasar de uno a otro totalmente distinto, tiene ese desafío de saber en qué terminará, cuál será su desenlace.
Una buena lectura para reparar en las simples cosas, llenas de contenido, en donde la nada hace sentir una terrible presión.
La terrible presión de la nada. Cuentos de Jaime Clara. Editorial Seix Barral, Biblioteca Breve, 2015, 181 páginas.
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