22 de junio de 2015

La terrible presión de la nada según El País

Corazones solitarios

La terrible presión de la nada es un viaje deJaime Clara junto a personajes cotidianos cargados de pequeños dramas
 De la radio y la televisión, Jaime Clara pasa ahora a escribir cuentos. 

La extraña peripecia de un hombre que se descubre sentado en el cordón de la vereda. El insoportable temblor del Parkinson. Una particular y desagradable noche de sexo. Los nervios de una cita a ciegas. El amargo reencuentro con las viejas compañeras del liceo. El pavor de un niño en un velorio infantil. Incluso una mujer con un florero que puede representar muchas cosas.
Los personajes de Jaime Clara en La terrible presión de la nada (Seix Barral Biblioteca Breve, $ 390) son seres comunes y atraviesan situaciones para nada extraordinarias, pero que en su rumbo arrastran dramas pequeños o grandes. Por eso la nada puede llegar a ser terrible.
Para colmo, casi siempre llueve mucho, hace un frío tremendo o un calor del infierno. Claro que el cielo mostraba un celeste perfecto el día que el futbolista chambón tuvo el partido de su vida.
Clara, nacido en San José en 1965, se inició en radio en su ciudad natal y tras su llegada a Montevideo se hizo ampliamente conocido como periodista, con especial énfasis en los temas culturales.
Por su actividad recibió numerosos premios, desde el "Morosoli" al "José Enrique Rodó". Hombre de radio y televisión, también publicó libros de ensayo (En campaña) y poesía (Sin pecado un adorno y Es inmensa la noche) y más recientemente hasta hizo muestras con sus caricaturas.
Con La terrible presión... Clara incursiona por primera vez en el cuento. Como una vez se animó a un programa cultural por radio contra las opiniones que lo desalentaban (fue hace 15 años y Sábado Sarandísigue funcionando), ahora se lanza a la narrativa. "Quiero rescatar, como decía García Márquez, la manía de contar historias", asegura el autor.
Se trata de una serie de historias independientes, a veces mínimas, pero unidas por un hilo invisible que es la soledad, a veces tolerada, casi siempre temida.
No hay moralejas en estos cuentos, incluso en algunos casos el futuro de sus personajes queda pendiente para que el lector lo imagine.
Los relatos fueron escritos en diferentes épocas, incluso hace años, pero por fin se convirtieron en letra impresa, para extender la obra de un hombre preocupado, ante todo, por la comunicación.

http://www.elpais.com.uy/domingo/corazones-solitarios-jaime-clara.html

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