31 de diciembre de 2013
Mediodía en la playa
El día ayuda a derretir el aire
mientras las sombras
van muriendo de a poco
consumidas por los cuerpos
que las mastican
y tragan con dificultad.
Lentamente
con el tránsito del sol
volverán a aparecer
en otra dirección.
El cenit ardiente
se entierra perpendicular
en la arena.
Las olas
se deshacen,
explotan,
al tocar la orilla
invisible y rígida.
Mares y amares
que humedecen la luz fuerte
de ojos entreabiertos,
encandilados
El mediodía
rompe de un fogonazo al sol
que se derrite;
gotea la lava sudorosa
del humano
que disfruta
y huye
en pleno estío
abrillantado
por el bochorno del calor.
Texto incluido en el libro "Sin pecado un adorno" editado en Buenos Aires, 1999, por Editorial Argenta.
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