Diálogo con el músico Patxi Andión
“Las cosas han cambiado mucho, pero las
grandes ideas han cambiado poco”
Por Jaime Clara
Durante
las décadas de 1960 y 70 la música española tuvo una presencia importante en
América Latina y fundamentalmente en el Río de la Plata. Joan Manuel Serrat,
Paco Ibáñez, Raimon, Alberto Cortez, Agua Viva, Jarcha, entre otros, tuvieron
una gran difusión en un movimiento musical comprometido con los tiempos que
corrían. Integraba ese grupo de músicos Patxi Andión, un madrileño nacido en
1947, que se destacaba por su voz ronca, melodías tranquilas y composiciones
profundas. Alejado de los grandes escenarios, dedicado a la docencia, luego de
haber hecho cine y teatro, Andión se hizo un tiempo para conversar en el
programa de radio “Sábado Sarandi” ,
diálogo del que Primera hora publica un resumen.
“El vínculo
con Uruguay me viene de una afinidad inconsciente. Cuando yo fui por primera
vez en el año 1970 a Buenos Aires, pegamos un salto a Uruguay, tuvimos un
concierto excepcional allí y pasó una cosa que me emocionó. Al llegar al
Aeropuerto de Carrasco, que era una cosa muy pequeñita, me encontré con que
había mucha gente. Se me acercó un señor mayor, de unos 80 años, que me
preguntó si yo era Patxi Andión. Cuando le dije que sí, me comentó que se
llamaba Javier Andión y que todos los que estaban allí con él eran Andión
también. Eran como 30 o 35 personas. Eso me emocionó muchísimo, porque el
apellido Andión es un apellido muy raro. Años más tarde mi hermano mayor hizo
una investigación con una compañía norteamericana y descubrió que en realidad
los Andión somos 600 familias en todo el mundo. Lo que quiere decir, nada, una
especie de mirada en el vacío. Curiosamente, el país donde hay mayor cantidad
de Andión es en Uruguay. País pequeño y muy especial. Todo eso me ató a sus
costumbres, con una gran presencia vasca. Yo me siento muy identificado con
muchas de esas cosas. Y como broma, en mi casa, cuando digo “no me canséis que
me voy, me voy a vivir a Uruguay”. Es una vinculación afectiva, sentimental,
casi inconsciente.
Y
el último recuerdo que tiene de Uruguay no es de los mejores.
Me han
expulsado de muchos sitios y uno debería estar acostumbrado, pero es verdad que
del último país del que me expulsaron fue de Uruguay. Fue en el año 1984 cuando
se presentaba el Frente Amplio a las elecciones de ese año. Yo avisé que no me
iban a dejar entrar, advertí que no gastaran en los boletos de avión. Me
dijeron que no habría problema, que la cosa estaba cambiando. Y efectivamente
cuando llegué al Aeropuerto, un señor me estaba esperando. Muy educado y muy
considerado, me hizo pasar a la sala de “en tránsito” y con un trato exquisito
me dijo que debía volver a Buenos Aires porque tenía la entrada prohibida al
país.
¿Qué
hace ahora Patxi Andión?
No me
resulta fácil explicar algunas cosas en poco tiempo. Como creador, como
artista, he tenido un componente social... siempre he tenido la idea de que el
arte debe estar comprometido con el creador y el creador comprometido con su
tiempo. Siempre he estado comprometido social y políticamente y después
artísticamente. Quiero decir con esto, que el arte político como tal, sin
contendidos estéticos, tampoco me vale. Siempre he tenido este criterio. Cada
creador tiene su concepto de la creación. Hay personas que ponen todo su acento
en la configuración de su obra y personas que ponen todo su acento en la
configuración de su persona. Yo, como heredero de aquellos viejos vascos que
fueron a Uruguay en el ’19 como el propio Iparraguirre, poeta vasco que vivió
en Uruguay, siempre he pensado que por un problema de falta de vanidad o de
soberbia yo creo que el hombre, haga lo que haga, sigue siendo un hombre, en el
sentido de que nace y muere. Para mi, heredero de una cultura muy campesina,
muy en consonancia con una cultura oriental, he pretendido poner la perfección,
no en mi obra, sino en la perfección de mi vida. Yo he aceptado cualquier cosa que viniera de
afuera pero que me permitiera ser mejor, cada día, cada mes, cada año. He
estado bastante al margen de todos los avatares de la presión artística. Sí he
seguido escribiendo, publicando, pero no en los niveles del primer plano
económico y de divulgación. He intentado hacer lo mejor que he podido hacer en
la vida. Estoy convencido que la mejora en la vida del creador, mejora la
propia obra. En definitiva, respondo concretamente para no seguir con este
rollo. Soy doctor en sociología. En este momento soy catedrático de sociología
de la comunicación en la Universidad de Castilla La Mancha. Toco la guitarra
todos los días y compongo. Mi último disco es de 2001. Se trata de una revisión
de cosas mías grabadas hace algún tiempo y ahora hemos terminado los acuerdos
para grabar un nuevo disco que se llamará “Porvenir” que llevará veinte temas
de los últimos cinco años. Para alguna gente le parecerá una reaparición, pero
no lo es. Yo no puedo dejar de ser lo que soy aunque deje de hacer lo que hago.
Uno no deja de ser cazador de leones o pintor. Uno no puede dejar de ser
músico, pase lo que pase.
El compromiso a la hora de crear ¿sigue
siendo el mismo? Porque el mundo no es el mismo de hace 40 años.
Sin duda. Yo
siempre tuve una especial preocupación por la expresión artística desde el
punto de vista de la composición. Siempre mantuve una exigencia textual y de la
música que algunos de mis compañeros entendieron que no era el mejor camino
para la difusión de su obra y tomaron otros caminos. La creación es una cosa
muy compleja. Que la gente no piense que yo soy un excelso, porque esto es
música y canciones y no ópera o cantatas. Realmente he procurado ir al fondo de
lo último que he hecho. Hago muy pocas canciones al año. Sobre las que estoy
trabajando ahora son canciones comprometidas con las grandes ideas de este
tiempo. Las cosas han cambiado mucho, pero las grandes ideas han cambiado poco.
Los temas sobre la libertad, sobre el amor, sobre la conciencia humana, sobre
el respeto a los demás, sobre la imposición de las ideas ante los otros, esas
cosas desafortunadamente mientras el hombre siga sobre la faz de la tierra seguirán
porque son consuetudinarias de la condición humana. ¿Qué es lo que ha cambiado?
Evidentemente la forma. Cuando yo empezaba a cantar por los años 60 en España y
entraban las fuerzas de orden público a caballo rompiendo el concierto...pues
eso ha cambiado. Hoy las cosas se dicen de otra manera. Pero el que se puedan
decir de otra manera, y quiero llamar la atención sobre esto, no quiere decir
que no se deban decir, o que no haya
razones para decirlas. Hay muchas cosas que siguen estando pendientes. Es más,
yo diría que las grandes cosas siguen estando pendientes. Las pequeñas cosas
han mejorado pero las grandes cosas siguen estando pendientes.
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