Elogio de la maragatería (6)
El escritor Carlos Liscano describió que “en Montevideo el
viento viene del río, viene del norte, viene del este, viene del oeste, se mete
en las calles, invade las casas, entra en la cabeza de la gente, la vuelve
descreída, pesimista y gris. Por culpa del viento a los tres meses de haber
nacido el montevideano adquiere las características nacionales para toda la
vida. Viento y humedad, eso es Montevideo.” Por suerte, en San José de Mayo no
hay de esos vientos. Ya es un buen comienzo para diferenciarnos de la capital
del país, aparte de los 92 kilómetros que nos separan.
A los oriundos de San José de Mayo se nos denomina con el
gentilicio de maragatos. Esta denominación, no es única en el mundo, pero está
reservada para muy pocos: o son los españoles nacidos en la Ciudad de Astorga
en España, o los oriundos de la argentina Carmen de Patagones, o somos los
nacidos en esta ciudad que, aunque no
vivamos en ella, nadie nos puede quitar ese origen. Y creo que los maragatos,
nosotros, los de acá, somos injustos con la ciudad en la que nacimos. Me da la
sensación que no nos identificamos lo suficiente con la ciudad. Claro que, como
dice el escritor Hugo Achúgar, «por suerte no se ha inventado un
identidómetro», ya que no hay medida para la identidad y un aparatito para
calcularla. La identidad es, antes que nada, un proceso, no es algo fijo.
La identidad es un conjunto de valores, de emociones, de
percepciones; es algo que la gente construye, que no solo está en lo que uno
percibe, sino - y sobre todo - en lo que los demás nos perciben.
Los maragatos uruguayos no tenemos claro el origen del gentilicio que nos tocó en
suerte ya que no hay una tradición vinculada a los orígenes vinculados a la
ciudad de Astorga o a la zona de la Maragatería.
HACIA UN POSIBLE ORIGEN
Según el “Diccionario documentado de voces uruguayas en
Amorín, Espínola, Mas de Ayala y Porta” (Universidad de la República,
Montevideo, 1971), maragato es el
oriundo del departamento de San José (República Oriental del Uruguay) cuyos
primeros pobladores procedían de la Maragatería (Comarca del Reino de León,
España).
La Maragatería está ubicada al oeste de la provincia de
León, concretamente en el Ayuntamiento de Astorga. Ese territorio ocupa 500 km2
entre las últimas llanuras de la cuenca del río Duero y los Montes de León, con
dirección norte a sur, barrera natural que separa el “País de Maragatos” del
vecino Bierzo. Son 52 pueblos que se extienden por las faldas del Monte Teleno.
La capital es Astorga. De sus habitantes se dice que “son gentes sencillas,
hospitalarias, trabajadoras, serias y, sobre todo, hombres de palabra. Han
sabido adaptarse perfectamente a las circunstancias de la historia y a los
cambios socioeconómicos de las diversas épocas. Descendientes de los Astures,
los maragatos conservan costumbres ancestrales, lo que permite que sea un
pueblo de gran interés etnográfico e histórico.”
El escritor argentino Mempo Giardinelli hizo un insólito
recorrido por la Patagonia. Fueron miles de kilómetros recorridos en un modesto
Ford Fiesta 98. La experiencia está relatada en el libro “Final de novela en
Patagonia” (Biblioteca “Grandes Viajeros”, Ediciones B, Barcelona, 2000).
Tras los primeros días de travesía, Giardinelli cuenta que
“un par de horas después llegamos a lo que sería nuestra primera, breve escala
propiamente patagónica: las ciudades de
Carmen de Patagones, donde termina la provincia de Buenos Aires, y enfrente
Viedma, capital de la provincia de Río Negro. Carmen de Patagones es la ciudad
más austral de la Provincia de Buenos Aires, ubicada a 937 km de la ciudad de
Buenos Aires. Se encuentra situada en la orilla Norte del Río Negro, limitando
con la ciudad de Viedma (Capital de la Provincia de Río Negro) muy próxima a la
desembocadura del río Negro en el Atlántico.
Ubicadas una en cada
margen del río Negro, son ciudades que se diría complementarias: nacieron
juntas entre 1779 y 1780. La primera de ellas, la que muchos llaman simplemente
“Patagones”, y cuyos habitantes se llaman ‘maragatos’ porque los colonizadores
originales eran de la región de la Maragatería, en León, España, es una ciudad
con rica historia: allí se libró la batalla decisiva de la guerra con el
Brasil, en 1827, que reafirmó la soberanía argentina sobre la Patagonia.”
Según un artículo del investigador argentino Juan Cruz
Jaime, sobre los fundadores de Carmen de Patagones, “la bibliografía es
generosa en cuanto a lugar de origen, modo de contratas, deserción al llegar a
Montevideo, etc., y suele centrarse en las muchas desventuras que sufrió Viedma
para lograr que esta plaza se convirtiera en la avanzada borbónica hacia el sur
de sus posesiones. En cuanto a la
descripción de los habitantes que la poblaron se debe reconocer como pionera la
labor del fallecido genealogista uruguayo Juan Alejandro Apolant, quien hace
casi treinta años, realizó un estudio detallado de los primeros pobladores del
lugar en su libro “Operativo Patagonia”, de consulta obligada para todo aquel
que intente una aproximación al tema. El libro de Apolant sumado a una ardua
tarea de investigación en los Archivos españoles de Indias y Simancas, dio como
resultado un muy buen trabajo del historiador Jesús Porro Gutiérrez, editado en
Valladolid en 1995. En su interesante trabajo, el historiador español determina
que la emigración española destinada a poblar tierras patagónicas estaba
compuesta de la siguiente manera: 25,2% de gallegos, 33,1% de asturianos y
41,7% de castellanos.”
SAN JOSÉ
Lo curioso es que una vez más, los registros indican que son
casi inexistentes los habitantes llegados directamente desde la Maragatería. Es
aislada la presencia en el proceso fundacional de inmigrantes provenientes de
aquella zona del mundo. Sin embargo, al igual que lo que sucede en San José de
Mayo, el gentilicio que denomina a los lugareños, es maragato.
La historia de San José de Mayo es poco conocida para los
uruguayos. Hay documentación exacta sobre nombres, integrantes y edades de
todos los que se instalaron en la incipiente población, en 1783. La
investigación, recientemente presentada, de la Prof. Margarita Patrón “San
José. Apuntes para una historia” (San José, 2012) da cuenta detallada de los
grupos que llegaron a lo que sería luego el solar maragato. En 1783 Eusebio
Vidal, instaló a 52 familias “colocadas por su orden en los solares
correspondientes”. Aquel grupo estuvo integrado, en su mayoría, familias
españolas originarias de Asturias, una zona española que nada tiene que ver con
la Maragatería. Sólo una familia, la de Benito Pérez, era natural del obispado
de Astorga. Revela la Prof. Patrón que
Benito Pérez tenía 25 años “al registrarse, era el único de los pobladores que
procedía de la Maragatería: era de Loyego de l Somoza, en el Obispado de
Astorga. Igual que Manuel Bahíllo, habían participado del frustrado intento
patagónico. Le acompañaba su mujer, María Pérez y sus hijos Francisco, de 7
años y María, nacida en San Julián”.
Aníbal Barrios Pintos explica en “San José: de la historia a nuestros días”
(Montevideo, 1986) que “los naturales de Astorga son llamados astorganos,
asturicenses o maragatos. Presumiblemente, por extensión se les denominó también maragatos a los integrantes de las
otras familias leonesas.” Ahí está el
origen de nuestra denominación.
Desde aquí surgen más preguntas que respuestas. ¿Por qué si
de un centenar de personas, solo cuatro son maragatas, el origen de esa minoría terminó por transformarse en el
gentilicio de todo el grupo? Benito Pérez tampoco tuvo una actividad tan
trascendente como para destacarse del resto. Hay mucho para investigar todavía.
Sin embargo, hay que reconocer que, a partir de Benito Pérez y familia, surgió la
denominación con la que nos distinguimos los nacidos en esta parte del mundo.
He leído con interés este extraordinario y documentado artículo sobre los maragatos y la Maragatería. Soy de Astorga, ya octogenario, y siempre escuché relatos, quizá algo novelados, de los emigrantes maragatos en la Patagonia. Es un lujo para nosotros que este gentilicio se prodigue en algunas de esas tierras tan queridas por mí. Reciba, con todo el respeto, mi felicitación, y un saludo.
ResponderBorrarBernardo del Palacio Fdez.