Nuevo libro de Sábat
Resucitó Piazzolla*
Jaime Clara
Quienes visiten la estación Lima del subte de Buenos Aires, en el barrio de Monserrat, sobre Avenida de Mayo se encontrarán con tres murales que homenajean a grandes figuras del tango. Uno de ellos, con un colorido bandoneón enorme, recuerda al músico Astor Piazzolla (1921-1992). El autor de las obras es el caricaturista uruguayo Hermenegildo “Menchi” Sábat. Aunque se conocieron, Sábat y Piazzolla no fueron amigos. Ambos compartieron proyectos comunes: Menchi es el autor de la tapa del disco de Piazzolla y Horacio Ferrer de la ópera-tango “María de Buenos Aires” (1968) mientras que Astor escribió el prólogo al libro de Sábat sobre Gardel “Al troesma con cariño” (1978).
Hace muchos años que Sábat se dedica a realizar lo que denomina “interpretaciones gráficas” sobre individuos a los que admira. Así fue que aparecieron los libros sobre Jorge Luis Borges, Aníbal Troilo, Bix Beiderbecke, Toulouse Lautrec, Carlos Gardel, Django Reinhardt, Charlie Parker y Fernando Pessoa. La nueva interpretación gráfica, que acaba de ser publicada, es sobre Astor Piazzolla lleva el título Que no se entere Piazzolla. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico.
La figura del músico siempre interesó a Sábat, que comentó en una entrevista que “el señor Piazzolla, nativo de Mar del Plata, se cría en Nueva York, vuelve y crea una música que es la música de Buenos Aires. Si es tango o música clásica me importa tres pepinos. Pero acá se subestimó al tango y a Piazzolla, como en alguna medida se subestima a Borges y a Cortázar. Y son de algún modo tres íconos insustituibles de esta ciudad. Lo que me llama mucho la atención es la forma de representar Buenos Aires de tres tipos que no pasaron acá su infancia. Son tres tipos que le han hecho un homenaje a Buenos Aires sin haber vivido su infancia acá.” Para Sábat, Piazzolla fue “la oreja que descubrió Buenos Aires”. Sin embargo el bandoneonista tuvo que defenderse muchas veces: “estoy harto de que todo el mundo me diga que lo mío no es tango. Como estoy cansado, les digo que, bueno, que lo mío, si quieren, es música de Buenos Aires. Pero la música de Buenos Aires, ¿cómo se llama?: tango. Entonces lo mío es tango”.
DIBUJOS Y ALMAS El prólogo del libro está escrito por el integrante de la Academia Nacional del Tango Hipólito Jesús Paz. Sobre Sábat, dice que “en sus mágicos retratos se exalta - para mí - en este caso, la vocación de Piazzolla como autor y como intérprete. Y ¿qué es la vocación? La vocación es un llamado y es un camino. Un llamado que no se puede desoír porque renunciar a él es renunciar a ser. A ser lo que se debe ser. Es darse muerte para entregarse a morir una vida que no vale la pena de ser vivida. Es ejercitar el heroísmo de cada minuto que opone a las tentaciones de una claudicación fácil, la grandeza de un destino difícil. Eso, no lo ignoraba Piazzolla y por cierto ¡bien que lo sabe Hermenegildo Sábat! de lo cual dan prueba cada una de sus creaciones que los años van enriqueciendo...". Paz agrega que “una mirada es mucho más elocuente que un discurso; y en el caso de Astor lo es aún más, pues la expresión que con su arte el autor ha impregnado a sus ojos es inolvidable. Sábat es un osado explorador del alma. Llega hasta lo más profundo de ella que a veces está llena de luz y de gracia y otras oculta tras el misterio. Se ha dicho que la cara es el espejo del alma. Pienso que no es así. La cara es el alma. Y Hermenegildo Sábat, maestro ejemplar, es un dibujante de almas.”
“Que no se entere Piazzolla” no es una biografía, o en todo caso, pretende ser una biografía imaginada, con textos como mojones, con testimonios que surgen de fuentes dudosamente calificadas y donde cada dibujo es un momento en la vida de “El Gato”, como se apodó al músico marplatense. “La parte del texto me cuesta mucho más, para mí lo primero siempre es el dibujo. Yo fui haciendo todos estos dibujos pensando en historias. Pero como no pretendo contar la biografía, tomo anécdotas y las mezclo. Son cosas que en algunos casos le escuché yo mismo a Piazzolla, otras que sé que efectivamente sucedieron. Después las atribuciones, los nombres inventados, son formas de divertirme mientras lo hago. En el fondo, los textos los pongo junto a los dibujos para que no quede una página en blanco”, confesó Sábat a la revista Ñ.
En cada dibujo, Piazzolla revive. Parece que “El Gato” tuviera más de siete vidas, donde lo que manda es el color y la composición de cada obra. Y artista del bandoneón no resucita solo: lo acompañan sus padres, Aníbal Toilo, Carlos Gardel, Diego Rivera, entre otros personajes. Para Sábat, la obra de Piazzolla tiene cada vez más relevancia. “Esto es un homenaje a un hombre realmente notable”, afirmó el caricaturista. “Con Piazzolla me tomé mucho tiempo por una cuestión de respeto y porque no soy buscalíos. Piazzolla era un hombre que sufrió mucho porque no era que navegaba contra la corriente, era un hombre diferente. Traté de enfatizar las contribuciones importantes de él como músico.“
A diferencia de su trabajo periodístico como caricaturista donde es famoso su estilo sin palabras, en sus libros Sábat, además de dibujar, incluye comentarios y digresiones de a modo de comentarios biográficos. Sin embargo no hay que creer todo lo que se ve, ni todo lo que se lee. Y esto es parte del mérito del libro: los dibujos son el resultado de la creatividad infinita del artista, aunque no importe que los textos sean de dudoso rigor histórico.
QUE NO SE ENTERE PIAZZOLLA. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico. Hermenegildo Sábat. Buenos Aires. Edición de la Universidad de Quilmes y el Fondo de Cultura Económica. 96 páginas.
* Publicado en "El País Cultural" el 5 de setiembre de 2008
Resucitó Piazzolla*
Jaime Clara
Quienes visiten la estación Lima del subte de Buenos Aires, en el barrio de Monserrat, sobre Avenida de Mayo se encontrarán con tres murales que homenajean a grandes figuras del tango. Uno de ellos, con un colorido bandoneón enorme, recuerda al músico Astor Piazzolla (1921-1992). El autor de las obras es el caricaturista uruguayo Hermenegildo “Menchi” Sábat. Aunque se conocieron, Sábat y Piazzolla no fueron amigos. Ambos compartieron proyectos comunes: Menchi es el autor de la tapa del disco de Piazzolla y Horacio Ferrer de la ópera-tango “María de Buenos Aires” (1968) mientras que Astor escribió el prólogo al libro de Sábat sobre Gardel “Al troesma con cariño” (1978).
Hace muchos años que Sábat se dedica a realizar lo que denomina “interpretaciones gráficas” sobre individuos a los que admira. Así fue que aparecieron los libros sobre Jorge Luis Borges, Aníbal Troilo, Bix Beiderbecke, Toulouse Lautrec, Carlos Gardel, Django Reinhardt, Charlie Parker y Fernando Pessoa. La nueva interpretación gráfica, que acaba de ser publicada, es sobre Astor Piazzolla lleva el título Que no se entere Piazzolla. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico.
La figura del músico siempre interesó a Sábat, que comentó en una entrevista que “el señor Piazzolla, nativo de Mar del Plata, se cría en Nueva York, vuelve y crea una música que es la música de Buenos Aires. Si es tango o música clásica me importa tres pepinos. Pero acá se subestimó al tango y a Piazzolla, como en alguna medida se subestima a Borges y a Cortázar. Y son de algún modo tres íconos insustituibles de esta ciudad. Lo que me llama mucho la atención es la forma de representar Buenos Aires de tres tipos que no pasaron acá su infancia. Son tres tipos que le han hecho un homenaje a Buenos Aires sin haber vivido su infancia acá.” Para Sábat, Piazzolla fue “la oreja que descubrió Buenos Aires”. Sin embargo el bandoneonista tuvo que defenderse muchas veces: “estoy harto de que todo el mundo me diga que lo mío no es tango. Como estoy cansado, les digo que, bueno, que lo mío, si quieren, es música de Buenos Aires. Pero la música de Buenos Aires, ¿cómo se llama?: tango. Entonces lo mío es tango”.
DIBUJOS Y ALMAS El prólogo del libro está escrito por el integrante de la Academia Nacional del Tango Hipólito Jesús Paz. Sobre Sábat, dice que “en sus mágicos retratos se exalta - para mí - en este caso, la vocación de Piazzolla como autor y como intérprete. Y ¿qué es la vocación? La vocación es un llamado y es un camino. Un llamado que no se puede desoír porque renunciar a él es renunciar a ser. A ser lo que se debe ser. Es darse muerte para entregarse a morir una vida que no vale la pena de ser vivida. Es ejercitar el heroísmo de cada minuto que opone a las tentaciones de una claudicación fácil, la grandeza de un destino difícil. Eso, no lo ignoraba Piazzolla y por cierto ¡bien que lo sabe Hermenegildo Sábat! de lo cual dan prueba cada una de sus creaciones que los años van enriqueciendo...". Paz agrega que “una mirada es mucho más elocuente que un discurso; y en el caso de Astor lo es aún más, pues la expresión que con su arte el autor ha impregnado a sus ojos es inolvidable. Sábat es un osado explorador del alma. Llega hasta lo más profundo de ella que a veces está llena de luz y de gracia y otras oculta tras el misterio. Se ha dicho que la cara es el espejo del alma. Pienso que no es así. La cara es el alma. Y Hermenegildo Sábat, maestro ejemplar, es un dibujante de almas.”
“Que no se entere Piazzolla” no es una biografía, o en todo caso, pretende ser una biografía imaginada, con textos como mojones, con testimonios que surgen de fuentes dudosamente calificadas y donde cada dibujo es un momento en la vida de “El Gato”, como se apodó al músico marplatense. “La parte del texto me cuesta mucho más, para mí lo primero siempre es el dibujo. Yo fui haciendo todos estos dibujos pensando en historias. Pero como no pretendo contar la biografía, tomo anécdotas y las mezclo. Son cosas que en algunos casos le escuché yo mismo a Piazzolla, otras que sé que efectivamente sucedieron. Después las atribuciones, los nombres inventados, son formas de divertirme mientras lo hago. En el fondo, los textos los pongo junto a los dibujos para que no quede una página en blanco”, confesó Sábat a la revista Ñ.
En cada dibujo, Piazzolla revive. Parece que “El Gato” tuviera más de siete vidas, donde lo que manda es el color y la composición de cada obra. Y artista del bandoneón no resucita solo: lo acompañan sus padres, Aníbal Toilo, Carlos Gardel, Diego Rivera, entre otros personajes. Para Sábat, la obra de Piazzolla tiene cada vez más relevancia. “Esto es un homenaje a un hombre realmente notable”, afirmó el caricaturista. “Con Piazzolla me tomé mucho tiempo por una cuestión de respeto y porque no soy buscalíos. Piazzolla era un hombre que sufrió mucho porque no era que navegaba contra la corriente, era un hombre diferente. Traté de enfatizar las contribuciones importantes de él como músico.“
A diferencia de su trabajo periodístico como caricaturista donde es famoso su estilo sin palabras, en sus libros Sábat, además de dibujar, incluye comentarios y digresiones de a modo de comentarios biográficos. Sin embargo no hay que creer todo lo que se ve, ni todo lo que se lee. Y esto es parte del mérito del libro: los dibujos son el resultado de la creatividad infinita del artista, aunque no importe que los textos sean de dudoso rigor histórico.
QUE NO SE ENTERE PIAZZOLLA. Contribución a la iconografía apócrifa del gran músico. Hermenegildo Sábat. Buenos Aires. Edición de la Universidad de Quilmes y el Fondo de Cultura Económica. 96 páginas.
* Publicado en "El País Cultural" el 5 de setiembre de 2008
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